domingo, 28 de julio de 2013

Por Romer concepción
El papel de la familia las Adicciones
La familia desempeña un papel muy importante dentro del proceso de tratamiento de adicciones, puesto que sin el apoyo de los miembros de la familia es muy difícil que el paciente salga de la situación adictiva en la que esta.
En el momento en que en una familia hay un uno adicto, se produce un desequilibrio. La dinámica, la comunicación y las conductas de sus miembros cambian y se hacen disfuncionales, como resultado. Los cambios producidos pasan a formar parte del cuadro de la adicción, provocando así codependencia y dando lugar a la conducta adictiva.
La codependencia (también llamada coadicción) existe cuando una persona vive su vida a través de los demás a costa de sus propias necesidades, con el último fin de controlar a la otra persona. Nace de un hambre de tener una relación.
La codependencia es un desorden aprendido en respuesta al proceso adictivo, puede trasmitirse de manera transgeneracional si no es tratado adecuadamente.
El sistema familiar recibe de manera frontal el impacto de una adicción, de modo que no existe familia que no muestre síntomas de disfunción, cuando uno de sus miembros se enferma.
La codependencia es una condición, en la que se generan conceptos como: obsesión, falta de límites, y conductas inapropiadas y de rescate, compulsión y control, deseos de cambiar a la persona adicta, dejando de vivir para vivir la vida del otro.
La codependencia puede ocurrir en cualquier persona que está en contacto con la adicción de otra persona, ya sea un amigo, familiar, compañero, pareja o cliente que sufra de adicción. Además, existen otros desórdenes de conducta y enfermedades que pueden generar codependencia, tales como la esquizofrenia, la violencia, el maltrato y las neurosis. Toda persona expuesta a estos desórdenes, puede desarrollar codependencia.
El codependiente sufre todas las características indicadas en todas las relaciones: consigo mismo, con sus relaciones familiares, con sus relaciones de pareja, etc. El sistema familiar se va enfermando progresivamente. Las relaciones familiares y la comunicación se van haciendo cada vez más disfuncionales.

El codependiente facilita el avance de la adicción y esta puede tomar varias formas:
1-Sobreprotección: Cualquier intento del codependiente de cubrir, salvar y proteger al adicto para que no experimente el impacto completo de las consecuencias negativas que el consumo produce en la vida del adicto, escudándolo de otras personas que se sienten afectadas por el adicto.
2-Asumir las Responsabilidades del Adicto: Cuando el adicto deja de cumplir con sus responsabilidades cotidianas o familiares, el codependiente asume estas responsabilidades con la justificación de evitar una crisis (evita el conflicto).
3-Adaptación y Racionalización: Al racionalizar con el adicto o justificar su consumo, el codependiente le refuerza el sistema de negación, de modo que es cada vez menos capaz de realizar la gravedad de su adicción.
4-Colaboración y Cooperación: En su afán de tomar control de la conducta del adicto, el codependiente muchas veces acompaña al adicto en su consumo, o le ayuda en este proceso, lo cual envía un mensaje muy directo de aprobación de la conducta adictiva, aunque la intención no haya sido esa.
5-Rescate y Sumisión: Las conductas de rescate que además se conjugan con la sumisión del codependiente a la dinámica del proceso adictivo, convierte al codependiente en alguien al servicio del proceso adictivo que lógicamente apoya el avance de la adicción.
 6-Victima: se percibe a sí mismo como víctima de las circunstancias, y de las personas de su entorno. Culpan a los demás de sus problemas y son incapaces de admitir responsabilidad sobre sus actos.  
7-Perseguidor: El perseguidor está convencido de que hay una necesidad imperiosa de controlar al adicto y someterlo. De esta manera, tiene la tarea de disciplinar o de controlar la conducta que perciben como inadecuada o intolerable.
8-Rescatador o Salvador del adicto: El rescatador cumple la tarea de cuidar al adicto de las consecuencias de su enfermedad, y asume responsabilidades por el adicto, interponiéndose además entre cualquier persona que pudiera ser hostil con el adicto.
Las adicciones dañan las relaciones familiares, haciendo muy difícil la expresión del amor sano. Con el tratamiento se aprende a ejercer y brindar el amor que el codependiente siente por el adicto y le permite establecer límites sanos con claridad y firmeza. Esto lo llamamos Amor Responsable.
La familia organizada y bajo la guía de un profesional especializado, puede convertirse en una herramienta de intervención sumamente valiosa para romper la negación del adicto. Sin embargo es necesario para poder iniciar ese proceso que los miembros estén dispuestos a comenzar y mantener su propia recuperación personal como codependientes.
La recuperación de la familia del adicto va de la mano con la recuperación del integrante que presenta el trastorno y viceversa. El fortalecimiento de los valores y habilidades humanas, la comunicación, la educación, el respeto mutuo y el amor familiar. Así como en el establecimiento de normas firmes, pero amorosas, llevan a tener una calidad de vida sana.


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