Por Romer concepción
El papel de la familia las
Adicciones
La familia desempeña
un papel muy importante dentro del proceso de tratamiento de adicciones, puesto
que sin el apoyo de los miembros de la familia es muy difícil que el paciente
salga de la situación adictiva en la que esta.
En el momento en que
en una familia hay un uno adicto, se produce un desequilibrio. La dinámica, la
comunicación y las conductas de sus miembros cambian y se hacen disfuncionales,
como resultado. Los cambios producidos pasan a formar parte del cuadro de la
adicción, provocando así codependencia y dando lugar a la conducta adictiva.
La codependencia
(también llamada coadicción) existe cuando una persona vive su vida a través de
los demás a costa de sus propias necesidades, con el último fin de controlar a
la otra persona. Nace de un hambre de tener una relación.
La codependencia es
un desorden aprendido en respuesta al proceso adictivo, puede trasmitirse de
manera transgeneracional si no es tratado adecuadamente.
El sistema familiar
recibe de manera frontal el impacto de una adicción, de modo que no existe
familia que no muestre síntomas de disfunción, cuando uno de sus miembros se
enferma.
La codependencia es
una condición, en la que se generan conceptos como: obsesión, falta de límites,
y conductas inapropiadas y de rescate, compulsión y control, deseos de cambiar
a la persona adicta, dejando de vivir para vivir la vida del otro.
La codependencia
puede ocurrir en cualquier persona que está en contacto con la adicción de otra
persona, ya sea un amigo, familiar, compañero, pareja o cliente que sufra de
adicción. Además, existen otros desórdenes de conducta y enfermedades que
pueden generar codependencia, tales como la esquizofrenia, la violencia, el
maltrato y las neurosis. Toda persona expuesta a estos desórdenes, puede
desarrollar codependencia.
El codependiente
sufre todas las características indicadas en todas las relaciones: consigo
mismo, con sus relaciones familiares, con sus relaciones de pareja, etc. El
sistema familiar se va enfermando progresivamente. Las relaciones familiares y
la comunicación se van haciendo cada vez más disfuncionales.
El codependiente facilita el avance de la adicción y
esta puede tomar varias formas:
1-Sobreprotección:
Cualquier intento del codependiente de cubrir, salvar y proteger al adicto para
que no experimente el impacto completo de las consecuencias negativas que el
consumo produce en la vida del adicto, escudándolo de otras personas que se
sienten afectadas por el adicto.
2-Asumir
las Responsabilidades del Adicto: Cuando el adicto
deja de cumplir con sus responsabilidades cotidianas o familiares, el
codependiente asume estas responsabilidades con la justificación de evitar una
crisis (evita el conflicto).
3-Adaptación
y Racionalización: Al racionalizar con el adicto o justificar su
consumo, el codependiente le refuerza el sistema de negación, de modo que es
cada vez menos capaz de realizar la gravedad de su adicción.
4-Colaboración
y Cooperación: En su afán de tomar control de la conducta del adicto,
el codependiente muchas veces acompaña al adicto en su consumo, o le ayuda en
este proceso, lo cual envía un mensaje muy directo de aprobación de la conducta
adictiva, aunque la intención no haya sido esa.
5-Rescate
y Sumisión: Las conductas de rescate que además se conjugan con
la sumisión del codependiente a la dinámica del proceso adictivo, convierte al
codependiente en alguien al servicio del proceso adictivo que lógicamente apoya
el avance de la adicción.
6-Victima: se percibe a sí mismo como
víctima de las circunstancias, y de las personas de su entorno. Culpan a los
demás de sus problemas y son incapaces de admitir responsabilidad sobre sus
actos.
7-Perseguidor: El
perseguidor está convencido de que hay una necesidad imperiosa de controlar al
adicto y someterlo. De esta manera, tiene la tarea de disciplinar o de
controlar la conducta que perciben como inadecuada o intolerable.
8-Rescatador
o Salvador del adicto: El rescatador cumple la tarea de
cuidar al adicto de las consecuencias de su enfermedad, y asume
responsabilidades por el adicto, interponiéndose además entre cualquier persona
que pudiera ser hostil con el adicto.
Las adicciones dañan
las relaciones familiares, haciendo muy difícil la expresión del amor sano. Con
el tratamiento se aprende a ejercer y brindar el amor que el codependiente
siente por el adicto y le permite establecer límites sanos con claridad y
firmeza. Esto lo llamamos Amor Responsable.
La familia organizada
y bajo la guía de un profesional especializado, puede convertirse en una
herramienta de intervención sumamente valiosa para romper la negación del
adicto. Sin embargo es necesario para poder iniciar ese proceso que los
miembros estén dispuestos a comenzar y mantener su propia recuperación personal
como codependientes.
La recuperación de la
familia del adicto va de la mano con la recuperación del integrante que
presenta el trastorno y viceversa. El fortalecimiento de los valores y
habilidades humanas, la comunicación, la educación, el respeto mutuo y el amor
familiar. Así como en el establecimiento de normas firmes, pero amorosas,
llevan a tener una calidad de vida sana.